Esta es la última entrada que escribiré desde Amberes este verano.
No he querido irme si hacerlo. Era difícil hasta escoger la foto así que he decidido poner una de una de los atardeceres que vimos desde el Eschelde "Nuestro Río".
Estamos empezando a bajar las cosas al coche y ya solo queda cerrar la casa. Intentaré hacer un video para que no se me olvide nada.
Uno piensa que cuando tiene una buena experiencia, como el viaje de novios, nada podrá superarlo y la vida te sorprende de repente con el mejor verano de tu vida.
Llevamos toda la semana despidiéndonos de Amberes. Desde el viernes pasado, cuando ante un comentario mío comiendo con los niños, dije, "es el último viernes aquí" y mi sorpresa fue que ellos estaban igual que yo, querían volver a ver a sus amigos, pero les daba pena volver. Entonces decidimos que pasaríamos la última semana en Amberes disfrutando de la ciudad.
Hemos salido a pasear todos los días, nos encanta nuestro barrio de artistas y anticuarios, con las terracitas y la gente sentada en la puerta charlando. Y hemos ido a todas las puestas de sol en el Eschelde que hemos podido.
El lunes nos fuimos a cenar Nacho y yo al mejor restaurante de aquí, el "Pump Huis (La casa de la Bomba)", un hangar en el puerto, con una música de jazz tipo película de Woody Allen inmejorable, y un decorado con las maquinas de cargar barcos restauradas muy bonito. La comida fantástica, las vistas al puerto, de noche, sobrecogedoras y la compañía inmejorable.
El martes nos fuimos con los niños a cenar a un entrañable restaurante pequeñín Italiano muy cerca del hotel donde papá va cuando viene solo. Pedro tomo Lasaña, como siempre, el resto probamos de todo. Hablamos mucho, de nuestro verano y de muchas cosas más. Una de las cosas que mas he disfrutado este verano es el poder tener tiempo para perderlo, para hablar con los niños de todo, para hablar con papá y contarle nuestro día a día. El tiempo, el inmenso tiempo que hemos pasado todos juntos, eso es lo que ha hecho mágico todo este verano.
El miércoles tuvimos una cena de despedida con el equipo de Nacho en un restaurante del puerto. Luego nos fuimos a tomar cervezas de degustación a la zona de la catedral, la noche era fantástica, la tarde había sido soleada y se había quedado una noche templada que nos permitió ir a una terraza y prolongar la velada en un marco incomparable. Yo conocí a todos los que durante estos años Nacho me había hablado de ellos.Todos sabían que Amberes nos había encantado y estuvimos hablando mucho de aquí.
Ayer nos fuimos a cenar al "Toro Loco", nuestro restaurante favorito, con Francisco, el dueño, que es un encanto. Pudimos recordar la final de fútbol y todo lo bueno que hemos vivido aquí. Cuando salimos de cenar y volvíamos paseando a casa pensamos que mañana nos iremos de aquí, pero que hay algo que nunca nadie nos podrá quitar y es el recuerdo del mejor verano vivido juntos, las calles de Amberes guardaran siempre un pedacito de nuestro corazón, y cuando volvamos, siempre tendremos "Nuestro Verano en Amberes".
